Duérmete,
vampira mía.
Duérmete
que ya es de día.
Duérmete sin inquietud
en tu pequeño ataúd
con la sábana morada,
sin tener miedo de nada.
Ten sueños muy apacibles
con murciélagos horribles,
cementerios, sepulturas
y noches negras y oscuras.
Duerme mientras brille el sol
con mi nana en si bemol
y tu pijama de andrajos,
sin pensar nunca en los ajos.
Y cuando a las doce y cinco
te despiertes dando un brinco,
te daré, bebé llorón,
sangre fresca en biberón.
Duérmete,
vampira mía.
Duérmete
que ya es de día.
viernes, 12 de septiembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
FELICITACIONES SU PRODUCCIÓN LITERARIA ES BUENA.
BETTY
Publicar un comentario