
QUINTA TUTORIA.
Ø ¿Será que la educación actual sesga la enseñanza de la literatura infantil?
Hablábamos al principio de la reformulación del papel de la literatura en la enseñanza áulica. Esto supone la formación de un nuevo modelo caracterizado por la apertura del corpus literario hacia uno más flexible y el uso de múltiples prácticas educativas que actúen en cuanto a los intereses del alumno. El carácter innovador de este aprendizaje se ha dado en llamar educación literaria.
Desde este punto de vista, se tendrá como objetivo que los estudiantes secundarios se habitúen a trabajar con la comunicación literaria, tal cual aparece en la sociedad; que puedan relacionar las lecturas con su experiencia personal; que reconozcan algunos temas y formas propias de los géneros literarios; que sepan expresar valoraciones con argumentaciones coherentes y susceptibles a debate, y que posean alguna información sobre aspectos literarios tales como la retórica, la métrica o elementos constitutivos de la narración.
Para todo esto, la lectura y la escritura constituirán el núcleo de las ejercitaciones a realizarse, articulando las actividades diversas y desarrollando las cuatro macrohabilidades: escuchar, hablar, leer y escribir, en un proceso progresivo y programado. Pero este modelo no sólo se permite innovaciones, sino que recupera métodos de la enseñanza de la literatura cuando propone un moderno tipo didáctico de historicidad que le permite relacionar la literatura con otras áreas humanísticas, es el caso del trabajo con novelas autobiográficas y las novelas históricas.
Los elementos señalados servirán en la formación de lectores críticos tomando en cuenta lo advertido por Iser y Jauss, como representantes de la Escuela de Constanza, en los modelos de lectores. El primero denomina “punto de vista errante” a esa actividad que se realiza durante la lectura, según la cual cada momento significa un punto de encuentro entre diferentes situaciones, recuerdos y expectativas, donde pasado y futuro convergen en el presente del lector.
Utiliza las categorías de “indeterminación”, “espacios vacíos” y “concretización” como fundamentales para alcanzar la experiencia estética, en palabras de Iser: “La obra es la constitución del texto en la conciencia del lector”. Para Jauss, la experiencia estética es producida por la interacción de la doble dimensión del horizonte de expectativas del que hablaremos más adelante. La relación de estos horizontes determinará el carácter dialógico de la obra y la experiencia estética adquiere realidad a partir de llenar los espacios vacíos para llegar a una asignación de sentido por la actividad co-creadora del lector.
Para un eficaz aprendizaje literario que permita desarrollar una competencia comunicativa más compleja que la simple transmisión de información, se sugiere el trabajo por proyectos, que aúna aprendizajes lingüísticos y literarios, con prácticas tales como el disfrute del texto, la ayuda en la comprensión, donde se interrelacionan actividades de lectura y escritura. Otro tipo de aprendizaje representa el planteado a través del término intertextualidad acuñado por el dialogismo bajtiniano y desarrollado por Kristeva y Genette, y los métodos de análisis de la literatura comparada. Han de considerarse también obras, tópicos y motivos literarios del imaginario colectivo a través de textos literarios y no literarios como el cine, la canción moderna y la poesía lírica.
Este nuevo enfoque didáctico resulta flexible, pues tiene en cuenta la diversidad del alumno y puede ajustarse a los intereses institucionales. Por ello se podrá trabajar en el desarrollo de las competencias literarias de los alumnos, teniendo en cuenta aprendizajes teóricos y didácticos en la formación de lectores críticos ante una sociedad indiferente a los intereses de diversos sectores sociales.
Ø ¿Cuáles cree que son las bondades y las falencias de la recepción literaria en la actualidad?
Al hablar de recepción remitimos al público que consume una determinada creación en nuestro caso, literaria. Y, no sin razón, se halla dicho que se halla prefigurado en la obra misma; estamos, pues, ante la idea del lector implícito.
Es posible abrir el concepto de lector implícito para dar cuenta de la pervivencia de receptores al paso de los siglos; pero, entonces, el concepto poco sirve para explicarnos al lector o, más precisamente, al escucha que un texto revela o que se tenia en mente a la hora de la escritura.
Por otra parte la teoría de la recepción indica que si bien es innegable que todo texto literario provoca muy variadas respuestas o interpretaciones en función de los propios sistemas de valores del receptor y de la época en la que vive, esto no quiere decir aunque sea, por desgracia, frecuente que los críticos nos debamos permitir la libertad de la descodificación personal, pues lo que hacemos entonces es hablar de nosotros y no de una obra en particular.
FALENCIAS DE LA LITERATURA.
El que va a la literatura va en gran medida solo, es menor el sistema de mediaciones que le dicen de qué naturaleza es tal obra y por qué tal otra es de otra naturaleza, alternativa. La escuela, con sus falencias, y un mínimo espacio en los suplementos para jóvenes, pueden decírselo.
Abundan las intenciones. Por eso lo "alternativo", que es lo dominante a corto plazo, no se puede pensar desde la idea de canon y marginalidad, sino desde esas intenciones que median la producción y la aceptación de un libro. Todos los días oímos hablar de lo alternativo frente al mainstream sin saber en qué corriente ubicar a un libro que acabamos de escuchar por primera vez, y de la que algo leímos. Esto último permite pensar que el gusto o la elección individual por un libro está sujeto, en definitiva, a dispositivos de discurso que lo hacen visible , por medio de notas en los suplementos o de sugerencias e invisible -inaudible, inaudita- a otras. Y si hablamos de dispositivos de discurso, estamos hablando de retóricas, de persuadir hablando. Volvemos entonces a Sábato, a Bukowski, y nos alejamos un poco más de lo literario, eso que es ambiguo, extraño, vago en sí. Eso que no convence a nadie.
Ø ¿ En que medida las condiciones socioculturales inciden en la recepción de la literatura creativa?
La escuela es el escenario donde se afianzan diferentes procesos pedagógicos y donde se activan en forma significativa ciertas competencias lingüísticas, comunicativas, sociales y simbólicas. Todo esto se plasma en la interacción saber-docente-alumno, en primer lugar un saber sabio, que nos trasciende, el cual aprehendemos para enseñar; en segundo lugar, los docentes, adultos que llegamos con otra visión de mundo; finalmente, los alumnos, subsistiendo una época de tremendos contrastes, donde la apatía, la negación, el consumismo y la despersonalización, hacen necesaria la enseñanza con una mirada crítica a todo el mundo que los rodea.
Una lectura aggiornada nuestra sociedad delata un nuevo ethos subjetivo: publicidad de autos caros, estilos de vida, cremas mágicas, productos pseudo adictivos asociados a la libertad juvenil, estilos de vida de estrellas mediáticas; ese mundo privado, hecho público a través de los mass-media, producen a su vez, excluidos sociales, sujetos alejados de todo ámbito cultural, cargados de agobios y penas; cabe como ilustración lo que pensaba Sancho Panza al evaluar que las demasiadas tristezas de los hombres los vuelve bestias.Con los hijos de estos excluidos mezclados con los de la nueva burguesía es que trabajamos, o sea que cada alumno se acercará al texto desde lugares opuestos y será tarea del maestro acercarlos a lugares comunes, con una visión abierta, polifónica, flexible. Esto equivale a un enfoque complejo sobre la base de la diversidad cultural, pero diversidad entendida como forma de vida no como factor enciclopédico.
Bajo estos parámetros, la actuación docente debe doblegar esfuerzos para concientizar sobre la importancia de la educación como salvadora de destinos, única herramienta de cambio frente a vivencias marcadas por la inequidad social, la vulnerabilidad sexual y todo tipo de violencia simbólica que se ejerce sobre nuestros niños.
Ø ¿Cómo pueden los docentes promover y aplicar una educación creativa?
Educar en la creatividad es educar para el cambio y formar personas ricas en originalidad, flexibilidad, visión futura, iniciativa, confianza; personas amantes de los riesgos y listas para afrontar lo obstáculos y problemas que se les van presentado en su vida escolar y cotidiana. Además, educar en la creatividad es ofrecer herramientas para la innovación.
La creatividad se puede desarrollar por medio del proceso educativo, favoreciendo potencialidades y consiguiendo una mejor utilización de los recursos individuales y grupales dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje. Siguiendo con estas ideas, no pudiéramos hablar de una educación creativa sin mencionar la importancia de una atmósfera creativa que propicie el pensar reflexivo y creativo en el salón de clase.
La concepción acerca de una educación creativa parte del planteamiento de que la creatividad está ligada a todos los ámbitos de la actividad humana y es el producto de un devenir histórico social determinado. Siguiendo con esta manera de pensar tendríamos que partir de un concepto de creatividad acorde con los planteamientos anteriores, que bien podría ser el siguiente: Creatividad es el potencial humano integrado por componentes cognoscitivos, afectivos, intelectuales y volitivos, que a través de una atmósfera creativa se pone de manifiesto para generar productos novedosos y de gran valor social y comunicarlos, transcendiendo en determinados momentos el contexto histórico
social en el que se vive. Este concepto integracionista plantea una interrelación dialéctica de las dimensiones básicas con que frecuentemente se ha definido la creatividad de manera unilateral: persona, proceso, producto y medio.Por otro lado, este educar en la creatividad implica el amor por el cambio. Es necesario propiciar, por medio de una atmósfera de libertad psicológica y un profundo humanismo que se manifieste la creatividad de los alumnos, al menos el sentido de ser capaces de enfrentarse con lo nuevo y darle respuesta. Además hay que enseñar a no temer el cambio, sino que más bien, el cambio puede provocar gusto y disfrute.
Podemos afirmar, sin miedo a equivocarnos, que una educación creativa es una educación para el desarrollo y la auto-realización. En ésta no solamente resulta valioso el aprendizaje de nuevas habilidades y estrategias de trabajo, sino también el des-aprendizaje de una serie de actitudes que en determinados momentos nos llenan de candados psicológicos para ser creativos o para permitir que los otros lo sean.
Ø ¿De que manera puede la familia ser promotora de creatividad?
En general, el Método Dinámico Creativo se inició hace, aproximadamente, quince años a través de la praxis pedagógica, como profesora del área de español en diferentes niveles, en el sector privado y oficial, que me permitió confirmar cómo un número significativo de estudiantes perdía el año, se retiraba de la Institución o se constituían en “problema”. Los comentarios e informes de muchos docentes, la apreciación limitada de los padres de familia y la poca valoración de los mismos compañeros de clase me hacía pensar que no era posible “que el adulto le hiciera tan difícil e imposible la vivencia escolar a un estudiante” .Consideraba que éramos nosotros, los educadores, quienes debíamos ofrecerle otras oportunidades lejos de la expresión “ hemos hecho todo” para que hicieran de sus errores oportunidades de mejoramiento, descubrieran en ellos mismos otras fortalezas y disfrutaran del acto de aprender, valiéndose de la lectura, la escritura y el acto de hablar y de escuchar con el fin de generar un ambiente armónico que obviara las dificultades que presentaban relacionadas con:
Baja autoestima manifestada a través del temor para expresarse ante los demás, deficiencia en las relaciones interpersonales; desconocimiento de habilidades o fortalezas, tanto personales como del otro, temor para relacionarse con el adulto y/o compañeros; dependencia del adulto y/o compañeros para tomar decisiones; énfasis permanente en las debilidades; dificultad en la convivencia.
Desmotivación por el acto de leer, escribir, hablar y escuchar generada por metodologías transmisionistas, tradicionalistas, centradas más en el docente que en el propio estudiante, que se valían de la copia para transcribir el pensamiento de otro, del tablero, planas, dictados, lecturas mecánicas obligadas, maneras de escoger, leer y evaluar un libro, considerando que sólo en la clase de español se leía y escribía; participación activa de “los mismos estudiantes de siempre” fomentando, así, la pasividad de los otros, etc.
Dificultad en las mediaciones, es decir, relaciones entre el docente-estudiante-conocimiento; estudiante-estudiante-conocimiento y familia-escuela.
Deficiencias en la comunicación como consecuencia de una mirada tradicional del aula que, con pocas excepciones, organiza los pupitres en filas, prioriza el individualismo y la competencia; olvida los conocimientos previos que el estudiante trae a clase, dificulta la búsqueda mancomunada de alternativas para la solución de problemas con la participación activa, de todos los estudiantes, y confunde la autoridad con el autoritarismo, la exigencia con la intransigencia y el amor y la alegría con la seriedad y el desorden.
Compromiso familiar ausente debido a que, en el caso de los estudiantes “problema”, los padres manifiestan cansancio ante las citaciones con la misma finalidad y porque no reciben una orientación con estrategias sencillas y precisas que les ayude a apoyar a sus hijos de una manera positiva.
Falta de motivación y autonomía para asumir compromisos, especialmente, en la casa para realizar sus tareas debido a que muchos están solos, como consecuencia de la desintegración familiar o porque los padres trabajan; igualmente, porque no saben cómo hacerlas porque no comprendieron desde la misma clase debido a metodologías inadecuadas o porque las personas no tienen suficientes conocimientos para hacerlo.
Ø ¿Cuáles son los textos literarios infantiles que más recuerda de su formación literaria?
Realmente recuerdo los cuentos que mis padres me leían entre estos están la bella durmiente, caperucita roja, blanca nieves y los siete enanitos, los dichos, adivinanzas que escuchaba a mi madre y los aprendía para contárselos a mis amigos, esta actividad me agradaba ya que compartíamos las diferentes adivinanzas y dichos que aprendíamos de nuestros padres.
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